A vueltas del Hierro
martes, 15 de septiembre de 2009Se acabó lo bueno. Ayer estabamos metidos en la poza que veis en la foto (la foto no hace justicia, de fábula) y hoy en Cartagena con amenaza de tormentas graves.
Habrá que conformarse, poner el albúm de fotos al dia, montar panorámicas y vídeos y echar un vistazo de vez en cuando al mapa, a ver si nos hemos dejado algo ver y tenemos que volver en breve.
Casi todos los sitios que hemos visitado ya los conocíamos. De algunos incluso tenemos fotos casi idénticas en las que podemos ver lo poco que crecen las sabinas en cuatro años. Será cuestión de repetir la visita y comprobar que es realmente así.
El Hierro, parte II
lunes, 7 de septiembre de 2009En unas horas salimos para Madrid, pocas horas despues volamos a Tenerife y de allí a El Hierro. Si todo vá como debe, hoy ceno en Cartagena y mañana estaré comiendo en la Restinga (soy un poco paleto para estas cosas, y no termino de acostumbrarme a desplazarme tantos kilómetros en tan poco tiempo)
Unas ván a ver a Pancho, otros haremos el idem: chapuzón, desierto de Orchilla, chapuzón, cerveza, goto chapuzón.
Les dejo en buenas manos, las suyas propias, pero no se toquen mucho que se quedan calvos… lo digo por experiencia. Mandaré fotitos por aqui.
El incendio del El Hierro (II)
miércoles, 31 de enero de 2007 (Hace más de 2 meses)(Esta es una respuesta que estaba dando a Fede en el apunte «El incendio del El Hierro«, me ha quedado tan larga que he decidido convertirla en apunte, y así de paso, facilitar la participación de unos comentarios que estan dando bastante de sí)
Fede, no sé si conoces Murcia/Almería ó alguna zona del Levante, pues bien, por aquí, como en el hierro abunda la vegetación xerófila, que le gusta la sequía, y casi toda la vegetación autóctona resiste (preferiría usar el término: «sobrevive«) al fuego al igual que lo hace el pino canario.
Tanto es así, que casi podríamos decir que «si no sobrevive a un incendio, no es autóctona«.
Así, entre tu y yo, y ahora que nadie nos lee, casi te diría que los incendios, a largo plazo, acabarían haciendo más bien que mal a la vegetación de esta zona, ya que «cribarían» la vegetación, permitiendo sobrevivir solo a las mejor adaptadas, es decir, a las especies oriundas del territorio.
Ahora bien, esto parte de varias premisas falsas:
El frondoso desierto de El Hierro
jueves, 21 de septiembre de 2006La Gomera es muy bonita, pero si tuviera que elegir una isla canaria (de las dos que conozco, aprox.) sin dudarlo, me quedo en El Hierro. No me importaría pasarme un par de años por allí con cualquier beca del departamento de botánica (incluso de entomólogía) de alguna universidad ( desprendido que es uno ).
El Hierro es mucho más llano que La Gomera (un servidor sufre de urticaria cuando vé una cuesta, arriba se entiende), más pequeño (no demasiado), más seco y áspero (lo que la mantuvo a salvo de saqueos piratas, dicen que Francis Drake se volvío sobre sus pasos cuando vio el panorama) y sobre todo más alejada que ninguna otra. Aquí, en el cabo de Orchilla, se situó durante muchos años el fin del mundo occidental, hasta que Colón descubrió que más allá los monstruos no tenían escamas sino que hablaban yanqui. Vamos, el lugar perfecto para desterrar a personajes molestos. Mas tarde, los ingleses decidieron que el meridiano cero pasaba en realidad por Greenwich (que casualidad). Ahora en Orchilla solo queda un triste monumento en medio de un campo de lava y a la orilla del mar que lo recuerda. Sigue leyendo…
El incendio de El Hierro
viernes, 15 de septiembre de 2006Ya estamos de vuelta. Como os contaba hace unos dias hemos estado pasando una semana por La Gomera y El Hierro, y por supuesto nos ha tocado ver de cerca (más de lo deseado) el incendio que ha quemado buena parte del bosque de Pino Canario de la zona del El Pinar (Hierro). Como está el asunto todavía caliente os cuento nuestra impresión, que (adelanto) es bastante lamentable.
El Hierro es de las siete islas principales de Canarias la más pequeña y alejada. La situada más al sur. Es una isla volcánica, negra, con vegetación de climas aridos (crasas, cactus y plantas xerófilas) y con un único gran bosque de enormes pinos canarios situado en el centro de la isla, en el término de El Pinar.
El dia 11 por la mañana, estando todavía en Alojera (La Gomera) vimos por primera vez la isla del El Hierro en el horizonte. Estuvimos preguntando a los vecinos y nadie sabía nada de esa «enorme columna de humo que sale de la isla«. Acababa de declararse el incendio.
El montón de arena
martes, 6 de septiembre de 2016Un par de casas más abajo en la acera de donde vivo actualmente hay un chalet, hoy cerrado y vacío. Ya hace cuatro o cinco años que murieron los vecinos, primero él y luego ella (en poco más de un mes perdió la cabeza).
Cuando eramos críos, con 10-11 años recuerdo jugar en la obra de construcción de su casa-chalet. Recuerdo concretamente pasarnos un fin de semana saltando desde el primer piso hasta un montón de arena que los albañiles habían dejado perfectamente amontonado y centrado en el jardín.
Era habitual, por las tardes colarnos y pasarnos horas olisqueando con al emoción de andar ilegalmente por una casa que no era nuestra, lo que algún día sería la cocina, el baño, la terraza…luego tomábamos impulso corriendo y saltábamos desde el primer piso (todavía no tenía paredes) hasta el montón de arena del jardín… y otra vez para arriba, y otra vez a saltar… un auténtico subidón de adrenalina esos 2-3 metros.
La sorpresa vino el lunes. Supongo que sería verano porque recuerdo ver a los albañiles llegar por la mañana al montón ahora bastante más esparcido por el suelo y con los legones excavar para sacar de entre la arena un puñado de clavillas de acero, de esas de color negro con estrías que se usan para los encofrados. Para que no se las robásemos las habían escondido entre la arena. Y vaya, les funcionó, allí seguían.
Recuerdo que ya entonces con 10 u 11 años nos asustamos. Nos miramos y vimos la tremenda hostia que nos podíamos haber dado cayendo sobre uno de esos hierros, de la que nos habíamos escapado. Lo revivo años después y todavía me dan escalofríos de pensarlo. En la vida se me ocurriría ahora saltar hoy a un montón de arena sin haberlo examinado varias veces a conciencia.
Hoy cumplo 49 años (sí, casi ná) y creo que ese montón de arena es una buena metáfora de lo que es «hacerse viejo«.